miércoles, 2 de agosto de 2017

Melilla y el nuevo modelo de financiación autonómica. 3ª parte: Especialidades y singularidades financieras de las Ciudades Autónomas

Especificidades y singularidades de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla.
Las singularidades de ambas Ciudades nacen de su localización geográfica en otro continente, de la lejanía de la Península y del hecho de ser fronterizas con un país tercero con un nivel de desarrollo económico significativamente menor y con una situación cultural y social muy diferentes. Ser fronteras europeas en África, son puntos de referencia de la  inmigración, además de sufrir una importante presión humana con impactos internos en muchos niveles. 
En concreto y sin que por ello resulte una relación exhaustiva, se describen a continuación sus principales singularidades geográficas, económicas y sociales, en sentido amplio:  
        1. Son territorios extrapeninsulares,  lo que supone una situación de clara especificidad que se concreta en que cualquier desplazamiento de personas y mercancías hacia o desde la Península suponen costes específicos altos, con una utilizando exclusiva del transporte marítimo y solo para el caso de Melilla también aéreo; no existiendo además garantía de conectividad, dado que en no pocas ocasiones las condiciones climatológicas impiden sus únicas conexiones.
      2. Son ciudades fronterizas, lo que suponen peculiaridades concretas en tanto en cuanto se encuentran rodeadas o bien por el mar o bien por un país tercero con el que existen notables diferencias en su desarrollo económico, social y cultural, y que marcan las siguientes singularidades:
    2.1 Existe una clara presión, puesta reiteradamente de manifiesto en los medios de comunicación, en cuanto a la inmigración subsahariana. Son conocidos los “asaltos a las vallas” fronterizas, pero es menos conocido que esto genera necesidades de provisión de recursos para centros de acogida e internamiento, o de recursos humanos para su atención y vigilancia, lo que no se da con igual intensidad en otras regiones. A ello hay que unir el elemento de inseguridad que introducen en la convivencia y que no contribuyen a que sean un foco de atracción para residir y trabajar.
      2.2  Un  segundo  elemento fronterizo es el que se deriva del importante diferencial de desarrollo existente entre ambas ciudades y su entorno. Baste señalar que el PIB por habitante, medido en paridad de poder de compra, es más de 4,5 veces mayor; y ello no hace sino provocar presiones y tensiones de todo tipo. Con un salario medio en el país vecino de poco más de trescientos euros mensuales, no es difícil pensar que exista un importante número de personas del entorno que entran diariamente a las ciudades para desarrollar cualquier tipo de actividad que les permita obtener una pequeña, pero suficiente cantidad, para su sustento. Son pues foco de atracción y de presión de población de su entorno y ello genera también necesidades adicionales de recursos.
    2.3  En Ceuta, según datos de la Delegación del Gobierno, entran diariamente un promedio de 30.000 personas y 12.000 vehículos; y en Melilla, citando también la misma fuente, la cantidad es incluso superior. Obsérvese que en cifras equivalentes están entrando a diario un volumen de personas equivalente al 35% de la población y no precisamente para trabajar en forma regular, ni por motivos turísticos. Esto, indudablemente genera una presión sobre los distintos servicios públicos que se prestan en ambas ciudades. Así, y a título orientativo, con datos de 2015, en Melilla los extranjeros dieron lugar al 16,2% de las estancias hospitalarias, y en Ceuta al 8%, cuando la media española se situó en el 0,9%. No es más que un indicio del factor de atracción que suponen ambas ciudades para la población de su entorno y que conlleva una presión muy significativa de todo tipo. 
  2.4 Además esta situación de atracción y presión no hace sino incrementarse continuadamente. Así, la ciudad fronteriza con Ceuta (Fnideq) ha visto incrementada su población en un 44% en el último periodo intercensal 2004-2014. En el caso de Melilla, su ciudad fronteriza (Nador), lo ha hecho en un 28%, frente a una media en el país del 13,2%. Y no son aumentos motivados porque en ambos casos se haya producido un especial y diferencial nivel de desarrollo en ellas, antes al contrario. Y si no, baste con indicar que las tasas de analfabetismo en dichas ciudades colindantes se sitúa en el entorno del 24%. Un hinterland, conformado por una población de más de setecientos mil habitantes, en el caso de Ceuta, y que supera los quinientos mil en el caso de Melilla, en las condiciones ya dichas, influyen en su calidad de vida y llevan necesariamente a tomar en consideración que se generan necesidades concretas, específicas y singulares en la prestación de servicios públicos.
       3. Su extensión territorial reducida, careciendo de toda clase de recursos naturales  y con una muy escasa industria local, conlleva que prácticamente todas sus necesidades de abastecimiento se han de realizar utilizando los medios de transporte indicados; existiendo, no obstante un cierto grado de excepcionalidad en el caso de Melilla, habida cuenta de que su frontera con Marruecos tiene reconocido oficialmente su carácter comercial, al contrario del caso de Ceuta.
        4. Su tamaño poblacional y alta natalidad unido a la pequeña extensión geográfica conlleva unas densidades de población superiores a los siete mil habitantes por kilómetro cuadrado en Melilla y a los cuatros mil trescientos en el caso de Ceuta, generando otros tipos singulares de necesidades de servicios públicos y dotaciones.
        5. Debido a su tamaño, y las circunstancias que rodean a ambas ciudades, es muy difícil que se puedan provisionar todos los servicios públicos con una calidad similar al del resto de territorios autonómicos. Un hecho que lo evidencia es que no resulta fácil cubrir con carácter de permanencia los puestos de trabajo en las AAPP, existiendo una amplia rotación en ellos, en particular los de mayor cualificación; y a su vez resulta evidente que no se puede disponer de una infraestructura, por ejemplo hospitalaria, con el mismo nivel de equipamientos, cuando se trata de atender a una población de ochenta y cinco mil habitantes, frente a lo que supone una infraestructura hospitalaria media en cualquier CCAA. Pero es que además, una de las derivadas de su singularidad, ahora fiscal, es que los costes de personal resultan más elevados, como consecuencia de la existencia de un plus de residencia que compense residir en aquellos lugares
      6. Se requieren recursos específicos y diferenciales para atender los problemas derivados de cuestiones como la inmigración irregular o la atención y tutela concreta de los menores no acompañados, que obligan de una coordinación de actuaciones con la AGE.
       7. La consideración de un índice sintético basado en ciertos indicadores socioeconómicos, es quizás la mejor medida que explica la singularidad de ambas ciudades. Es el caso del Índice de Competitividad Regional (RCI-2016), publicado por Eurostat, y en el que la ciudad de Melilla ocupa el lugar 236 y la de Ceuta el lugar 238 sobre un total de 263 regiones europeas, sitúan a ambas ciudades entre el 10% de las regiones europeas menos competitivas. Y a este fin bueno es recordar que el mencionado índice tiene como objetivo medir “la capacidad de una región para ofrecer un entorno atractivo y sostenible a las empresas y sus residentes para vivir y trabajar”, lo que pone bien de manifiesto cual es la situación singular de ambas ciudades. A su vez el Índice de Desarrollo Humano las sitúan en los dos últimos lugares de los territorios autonómicos.
         8. De otra parte, se pone de manifiesto la existencia de un número importante de convenios que se realizan entre cada Ciudad y la AGE y que tiene como objetivo la prestación y/o colaboración en la prestación de servicios de competencia estatal por parte de las Entidades autonómicas. Convenios que supone la dedicación de recursos sufragados en base a ellos, cuya continuidad en el tiempo viene siendo una realidad y lo va a seguir siendo a futuro. Son, entre otros, convenios en temas de asuntos sociales, atención a menores, asistencia social, ayudas de vivienda, formación continua, producción de agua de la que carecen de forma natural ambas ciudades, servicios de guardería, apoyo a los centros educativos, políticas activas de empleo, lucha contra la pobreza infantil, violencia de género, ayudas a domicilio, etc. que para una gestión y planificación adecuada de recursos y necesidades requieren de una sostenibilidad temporal. Y es por ello, por lo que se propone que se integren total o parcialmente en la financiación a recibir por ambas ciudades, tras una evaluación adecuada y coherente de cuáles de ellos se han de considerar, en qué cuantía y con qué indicador de evolución.
        9. Aunque derivado en buena parte de su singularidad, pero no por ello diferente a la situación en algunas CCAA, no se puede dejar de señalar la situación del PIB por habitante, la intensidad del problema del paro, el poseer una estructura económica donde el sector servicios supone casi el 90% de su actividad o cuestiones adicionales como el alto fracaso escolar, la muy baja cualificación de los recursos humanos o la distancia con los datos medios nacionales en buen número de indicadores, como la bancarización de la población.

Por todas estas razones considerar solo a la población como variable de reparto para el cálculo de sus necesidades financieras en las Ciudades Autónomas es cuando menos discutible, aun teniendo en cuenta que la evolución de su población constituye en sí una singularidad concreta, ya que entre 2007 y 2016 la población de Ceuta crece un 10,3% y en Melilla un 23,8%, frente a un 3% a nivel nacional. Aporta mayor justificación la consideración de las proyecciones de población hasta 2030 que realiza el INE, donde estiman un crecimiento para Ceuta del 4,8%, para Melilla del 12,8%, mientras que la población española tiene una previsión de descenso de un 1%. No cabe mayor singularidad.

De ahí que la consideración de la variable población y su evolución, es necesaria, pero no suficiente para explicar y expresar la realidad de la singularidad y de las necesidades de ambas ciudades. Por ello se hace preciso encontrar o bien un indicador agregado o bien un conjunto de indicadores que sean los que reflejen con una mínima objetividad sus necesidades, acordes con las altas tasas demográficas de natalidad y fecundidad. Por tanto el indicador o indicadores deben ir ligados a su población, al nivel y suficiencia de las prestación de los servicios públicos y, sobre todo, a las derivadas de su situación extrapeninsular y fronteriza, que generan una mayor presión asistencial, en parte potenciados por la relevancia singular que otorga la aplicación art. 17 y ss. del Código Civil sobre la obtención de la nacionalidad española, inducida por las altas tasas de nacimientos de padres extranjeros.



http://www.ugr.es/~mmontero/Estudios%20Sectoriales%20Ciudad%20Autonoma%20para%20web.pdf

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