Especificidades
y singularidades de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla.
Las singularidades de ambas Ciudades nacen de
su localización geográfica en otro continente, de la lejanía de la Península y del hecho de ser fronterizas con un país tercero con un nivel de desarrollo económico significativamente menor y con una situación cultural y social muy diferentes. Ser fronteras europeas en África, son puntos de referencia de la inmigración, además de sufrir una importante
presión humana con impactos internos en muchos niveles.
En concreto y sin que
por ello resulte una relación exhaustiva, se describen a continuación sus
principales singularidades geográficas, económicas y sociales, en sentido
amplio:
1. Son territorios extrapeninsulares,
lo que supone una situación de clara especificidad que se concreta en
que cualquier desplazamiento de personas y mercancías hacia o desde la
Península suponen costes específicos altos, con una utilizando exclusiva del
transporte marítimo y solo para el caso de Melilla también aéreo; no existiendo
además garantía de conectividad, dado que en no pocas ocasiones las condiciones
climatológicas impiden sus únicas conexiones.
2. Son ciudades fronterizas, lo que suponen peculiaridades concretas en
tanto en cuanto se encuentran rodeadas o bien por el mar o bien por un país
tercero con el que existen notables diferencias en su desarrollo económico,
social y cultural, y que marcan las siguientes singularidades:
2.1 Existe una clara presión, puesta reiteradamente de manifiesto en los
medios de comunicación, en cuanto a la inmigración subsahariana. Son conocidos
los “asaltos a las vallas” fronterizas, pero es menos conocido que esto genera
necesidades de provisión de recursos para centros de acogida e internamiento, o
de recursos humanos para su atención y vigilancia, lo que no se da con igual
intensidad en otras regiones. A ello hay que unir el elemento de inseguridad
que introducen en la convivencia y que no contribuyen a que sean un foco de
atracción para residir y trabajar.
2.2 Un segundo elemento fronterizo es el que se deriva del
importante diferencial de desarrollo existente entre ambas ciudades y su
entorno. Baste señalar que el PIB por habitante, medido en paridad de poder de
compra, es más de 4,5 veces mayor; y ello no hace sino provocar presiones y
tensiones de todo tipo. Con un salario medio en el país vecino de poco más de
trescientos euros mensuales, no es difícil pensar que exista un importante
número de personas del entorno que entran diariamente a las ciudades para desarrollar
cualquier tipo de actividad que les permita obtener una pequeña, pero
suficiente cantidad, para su sustento. Son pues foco de atracción y de presión
de población de su entorno y ello genera también necesidades adicionales de
recursos.
2.3 En Ceuta, según datos de la Delegación del Gobierno, entran diariamente
un promedio de 30.000 personas y 12.000 vehículos; y en Melilla, citando
también la misma fuente, la cantidad es incluso superior. Obsérvese que en
cifras equivalentes están entrando a diario un volumen de personas equivalente
al 35% de la población y no precisamente para trabajar en forma regular, ni por
motivos turísticos. Esto, indudablemente genera una presión sobre los distintos
servicios públicos que se prestan en ambas ciudades. Así, y a título
orientativo, con datos de 2015, en
Melilla los extranjeros dieron lugar al 16,2% de las estancias
hospitalarias, y en Ceuta al 8%, cuando
la media española se situó en el 0,9%. No es más que un indicio del factor de
atracción que suponen ambas ciudades para la población de su entorno y que
conlleva una presión muy significativa de todo tipo.
2.4 Además esta situación de atracción y presión no hace sino incrementarse
continuadamente. Así, la ciudad fronteriza con Ceuta (Fnideq) ha visto
incrementada su población en un 44% en el último periodo intercensal 2004-2014.
En el caso de Melilla, su ciudad fronteriza (Nador), lo ha hecho en un 28%,
frente a una media en el país del 13,2%. Y no son aumentos motivados porque en
ambos casos se haya producido un especial y diferencial nivel de desarrollo en
ellas, antes al contrario. Y si no, baste con indicar que las tasas de
analfabetismo en dichas ciudades colindantes se sitúa en el entorno del 24%. Un
hinterland, conformado por una población de más de setecientos mil habitantes,
en el caso de Ceuta, y que supera los quinientos mil en el caso de Melilla, en
las condiciones ya dichas, influyen en
su calidad de vida y llevan necesariamente a tomar en consideración que se
generan necesidades concretas, específicas y singulares en la prestación de
servicios públicos.
3. Su extensión territorial reducida, careciendo de toda clase de recursos
naturales y con una muy escasa industria
local, conlleva que prácticamente todas sus necesidades de abastecimiento se
han de realizar utilizando los medios de transporte indicados; existiendo, no
obstante un cierto grado de excepcionalidad en el caso de Melilla, habida
cuenta de que su frontera con Marruecos tiene reconocido oficialmente su
carácter comercial, al contrario del caso de Ceuta.
4. Su tamaño poblacional y alta natalidad unido a la pequeña extensión
geográfica conlleva unas densidades de población superiores a los siete mil
habitantes por kilómetro cuadrado en Melilla y a los cuatros mil trescientos en
el caso de Ceuta, generando otros tipos singulares de necesidades de servicios
públicos y dotaciones.
5. Debido
a su tamaño, y las circunstancias que rodean a ambas ciudades, es muy difícil que
se puedan provisionar todos los servicios públicos
con una calidad similar al del resto de territorios autonómicos. Un hecho que
lo evidencia es que no resulta fácil cubrir con carácter de permanencia los
puestos de trabajo en las AAPP, existiendo una amplia rotación en ellos, en
particular los de mayor cualificación; y a su vez resulta evidente que no se
puede disponer de una infraestructura, por ejemplo hospitalaria, con el mismo
nivel de equipamientos, cuando se trata de atender a una población de ochenta y
cinco mil habitantes, frente a lo que supone una infraestructura hospitalaria
media en cualquier CCAA. Pero es que además, una de las derivadas de su
singularidad, ahora fiscal, es que los costes de personal resultan más
elevados, como consecuencia de la existencia de un plus de residencia que
compense residir en aquellos lugares
6. Se requieren recursos específicos y diferenciales para atender los
problemas derivados de cuestiones como la inmigración irregular o la atención y tutela concreta
de los menores no acompañados, que obligan de una coordinación de actuaciones
con la AGE.
7. La consideración de un índice sintético basado en ciertos indicadores
socioeconómicos, es quizás la mejor medida que explica la singularidad de ambas
ciudades. Es el caso del Índice de Competitividad Regional (RCI-2016),
publicado por Eurostat, y en el que la ciudad de Melilla ocupa el lugar 236 y
la de Ceuta el lugar 238 sobre un total de 263 regiones europeas, sitúan a ambas
ciudades entre el 10% de las regiones europeas menos competitivas. Y a este fin
bueno es recordar que el mencionado índice tiene como objetivo medir “la capacidad de una región para ofrecer un
entorno atractivo y sostenible a las empresas y sus residentes para vivir y
trabajar”, lo que pone bien de manifiesto cual es la situación singular de
ambas ciudades. A su vez el Índice de Desarrollo Humano las sitúan en los dos últimos
lugares de los territorios autonómicos.
8. De otra parte, se pone de manifiesto la existencia de un número importante
de convenios que se realizan entre cada Ciudad y la AGE y que tiene como
objetivo la prestación y/o colaboración en la prestación de servicios de
competencia estatal por parte de las Entidades autonómicas. Convenios que
supone la dedicación de recursos sufragados en base a ellos, cuya continuidad
en el tiempo viene siendo una realidad y lo va a seguir siendo a futuro. Son,
entre otros, convenios en temas de asuntos sociales, atención a menores,
asistencia social, ayudas de vivienda, formación continua, producción de agua
de la que carecen de forma natural ambas ciudades, servicios de guardería,
apoyo a los centros educativos, políticas activas de empleo, lucha contra la
pobreza infantil, violencia de género, ayudas a domicilio, etc. que para una
gestión y planificación adecuada de recursos y necesidades requieren de una
sostenibilidad temporal. Y es por ello, por lo que se propone que se integren
total o parcialmente en la financiación a recibir por ambas ciudades, tras una
evaluación adecuada y coherente de cuáles de ellos se han de considerar, en qué
cuantía y con qué indicador de evolución.
9. Aunque derivado en buena parte de su singularidad, pero no por ello
diferente a la situación en algunas CCAA, no se puede dejar de señalar la
situación del PIB por habitante, la intensidad del problema del paro, el poseer
una estructura económica donde el sector servicios supone casi el 90% de su actividad
o cuestiones adicionales como el alto fracaso escolar, la muy baja
cualificación de los recursos humanos o la distancia con los datos medios
nacionales en buen número de indicadores, como la bancarización de la
población.
Por todas estas razones considerar solo a la
población como variable de reparto para el cálculo de sus necesidades financieras
en las Ciudades Autónomas es cuando menos discutible, aun teniendo en cuenta que
la evolución de su población constituye en sí una singularidad concreta, ya que
entre 2007 y 2016 la población de Ceuta crece un 10,3% y en Melilla un 23,8%,
frente a un 3% a nivel nacional. Aporta mayor justificación la consideración de
las proyecciones de población hasta 2030 que realiza el INE, donde estiman un
crecimiento para Ceuta del 4,8%, para Melilla del 12,8%, mientras que la
población española tiene una previsión de descenso de un 1%. No cabe mayor
singularidad.
De ahí que la consideración de la variable
población y su evolución, es necesaria, pero no suficiente para explicar y
expresar la realidad de la singularidad y de las necesidades de ambas ciudades.
Por ello se hace preciso encontrar o bien un indicador agregado o bien un
conjunto de indicadores que sean los que reflejen con una mínima objetividad sus
necesidades, acordes con las altas tasas demográficas de natalidad y
fecundidad. Por tanto el indicador o indicadores deben ir ligados a su
población, al nivel y suficiencia de las prestación de los servicios públicos y,
sobre todo, a las derivadas de su situación extrapeninsular y fronteriza, que generan
una mayor presión asistencial, en parte potenciados por la relevancia singular que otorga
la aplicación art. 17 y ss. del Código Civil sobre la obtención de la nacionalidad
española, inducida por las altas tasas de nacimientos de padres extranjeros.
http://www.ugr.es/~mmontero/Estudios%20Sectoriales%20Ciudad%20Autonoma%20para%20web.pdf
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